miércoles, 3 de mayo de 2023

ALIRIO RODRÍGUEZ UN HIJO DE EL CALLAO QUE POCO CONOCEN SUS PAISANOS

Alirio Rodríguez nació en la tierra del Oro, el Callao, el 4 de abril de 1934 y Falleció en Caracas el 2 de mayo de 2018, hace apenas menos de seis año. He aquí lo que dice wikipendia: Pintor. Hijo de Arturo Rodríguez Lozada y Teodora Borges Santi. Inicia su formación artística en 1947 en la Escuela de Artes Plásticas Aplicadas de Caracas donde cursa estudios hasta 1955. Entre los años 1950 y 1952 trabaja en el Taller Libre de Arte de Caracas y comienza a exponer sus obras en las muestras colectivas del Taller, así como a enviarlas a los salones de arte de Caracas, Valencia (Edo.Carabobo) y Maracaibo. En sus inicios el artista utiliza el óleo para desarrollar una pintura figurativa de formas libres, en la que ubica las figuras en espacios volcados a nuevas perspectivas —se pueden observar desde lo alto o de cabeza o en disímiles posiciones— que acercan al espectador al abismo y a lo atemporal. Posteriormente abandona el óleo debido a su lento secado y desde entonces trabaja con acrílico. En 1957 realiza su primera exposición individual en la AVP (Caracas). Al año siguiente viaja a Italia, donde estudia en el Instituto de Arte de Roma y posteriormente se traslada a Ravena para aprender las técnicas antiguas y modernas del mosaico. En esta etapa realiza varias naturalezas muertas, nunca expuestas, donde por primera y única vez no es la figura humana el tema central de su obra. Este mismo año participa en la exposición "Pintura latinoamericana" en el Palazzo Venecia (Roma) y exhibe su obra en el Palazzo Brancaccio de esa misma ciudad. En 1961 retorna a Venezuela y es nombrado titular de la cátedra de dibujo y pintura y jefe de la sección de arte puro de la Escuela Cristóbal Rojas, donde permanece hasta 1982. Para la década de los sesenta realiza series como Metamorfosis (1961), Cosmonautas (1962), Colosos (1963), Alumbramientos (1964), Jueces (1964), Cabezas orbitantes (1966), Los egos (1967), Tribunales (1968) y Ante el abismo (1969), en las que llena sus lienzos de terribles visiones, con seres fluidos y contorsionados cuyos rostros y cuerpos se desvanecen extrañamente. "En las obras de Alirio Rodríguez existe un exponente técnico muy bien logrado, en función del envolvimiento rítmico de las líneas de donde emergen figuras, que, poco a poco se alejan de la sátira social, para desembocar en una faceta dolorosa del ser humano, mezcla de bestialidad irrefrenable, de brutalidad primitiva" (Boulton, 1972). En 1972 participa en la Bienal de Quito, donde obtiene la primera mención de honor por la obra Abel máscara de Caín. Este mismo año instala el mural Tejedores de energía en la sede de la UIT, obra donada por el gobierno venezolano a ese organismo internacional. En 1975 representa a Venezuela en la XXXVII Bienal de Venecia e instala Tribunal n° 1 en el edificio del BCV, mural por el que le habían otorgado en 1968 el Premio Acquavella del XXIX Salón Oficial. De 1974 a 1976 se desempeña como profesor asociado en el IUPC. En 1977 es seleccionado por los directivos del Museo de Arte de Oklahoma (Estados Unidos) para formar parte de la muestra "Man Scape 77", donde expone junto a Francis Bacon, Red Grooms y Ben Shahn, entre otros. En 1978 participa en diversas exposiciones colectivas entre las que resaltan las realizadas en el Museo Metropolitano de Manila (Filipinas), Galería de Arte de Hamilton (Canadá), "La nueva imagen de Bolívar" (MRE) y "Los Premios Arturo Michelena" (GAN). Las obras de estos años se caracterizan por representar figuras en grandes planos con expresiones de vértigo y fugaces trazos que crean la sensación de velocidad, de aparición violenta sobre la tela; son pinturas basadas en un trazo circular, barroco, que forma arabescos y elipses en el espacio, generalmente de naturaleza gestual y resueltas en grandes formatos. En 1980 su obra fue exhibida en la VII FIAC y en "Momentos de la pintura venezolana del siglo XX" (Centro Venezolano de Cultura, Bogotá). En 1981 recibe el Premio Renacimiento para las Artes otorgado por el Círculo de Renacimiento de París y participa en las exposiciones "Colectiva de pintura venezolana" (Museo Nacional de Medellín, Colombia) y "Exposición de grandes jóvenes" (Grand Palais, París). Al año siguiente trabaja en París y en Chartres (Francia) con los maestros vitralistas Jacques Juteau y Gérard Hermet, en la realización del vitral para la CSJ (hoy TSJ). Esta obra, inaugurada en 1983, se compone de grupos de figuras en matices de color azul —celeste, cerúleo, índigo—, colocadas en un juego de perspectivas que hacen que el espectador confronte distintas proporciones a medida que asciende de piso en piso. Este vitral, con una superficie de 750 metros cuadrados, es considerado el más grande del mundo. Fue realizado con tecnología venezolana y artesanía francesa en los talleres de Orán en la región de Chatres (Francia), uno de los centros vitralistas más antiguos y reconocidos desde el siglo XV; se utilizó en él, por primera vez, el aluminio como soporte de la obra con técnicas de grisalle. Entre 1989 y 1990 participa en diferentes exposiciones colectivas como "Ocho proposiciones en un mismo espacio" (Galería Uno, Caracas), "Gran formato" (MBA), "50 años de pintura en Venezuela a través de los Premios Nacionales" (Museo de Arte La Rinconada, Caracas), "Figuración, fabulación. 75 años de pintura en América Latina" (MBA), "Espacio y volumen. 7 artistas venezolanos" (Galería de Arte Ascaso, Valencia, Edo. Carabobo), "Grandes maestros de la plástica nacional" (Galería Muci, Caracas), "Imaginarios y paisajearios" (Centro Armitano Arte, Caracas) y en la Moss Gallery (San Francisco, California, Estados Unidos), entre otras. Para Juan Calzadilla, "Rodríguez se inclina, en su pintura, a las reacciones primarias: el grito, el horror, el alumbramiento, el vacío total. En este sentido es un pintor del vértigo, a cuyo logro se presta una técnica gestual que se plasma por medio de trazos espirales, tensos y continuos, para describir elipses y órbitas en torno a los personajes, generalmente desnudos y monstruosos; grandes espacios de imprecisa ubicación. ¿Espacios cósmicos o espacio visceral? En todo caso, las figuras levitan, flotan, reposan sobre gigantescos pedestales o permanecen encerradas en cubos de cristal, ingrávidas y solitarias. Como si se encontraran impedidas por sí mismas para asumir su verdadero ser. Pero también, a veces, Rodríguez pinta la salvación, explicándonos él mismo el humanismo de sus búsquedas, en abierta oposición a la realidad tecnológica de hoy, frente a la cual su obra quiere ser una recusación" (1982). Alirio Rodríguez es considerado uno de los precursores de la nueva figuración venezolana y su obra ha sido exhibida en numerosas galerías, museos y salones a nivel nacional e internacional. De su trabajo la GAN posee en su colección pinturas y obras gráficas datadas entre 1962 y 1981. En 1997 la sexta edición de la FIA fue realizada en homenaje al artista.

jueves, 24 de marzo de 2022

LO IMPORTANTE ES QUE NOS MIRAMOS

Ayer, a las tres de la tarde, fue presentada en la sede de estudios supervisados de la UCV, calle Dalla Costa, la obra del teatro abstracto, “Lo importante es que nos miramos” de Elízabth Schón, dirigida por el bolivarense, Stalin Rodríguez, quien ha hecho su carrera fuera del Orinoco y ha regresado a su ciudad natal para formar un taller de teatro semejante quizás al que en el pasado intentaron Gustavo Rodríguez y José Simón Escalona. Actuaron en esta obra montada en la tarde del jueves 24, cinco jóvenes actrices y tres actores, en el sótano de la sede de la UCV, todos descalzos, vestidos de negro, sobre un alargado piso colmado de hojas secas bajo un cielo raso donde colgaban objetos como emanados de un onirismo, propio de lo absurdo. Las presentaciones continuarán y se alargarán en el tiempo. (AF)

jueves, 2 de diciembre de 2021

EL ARTE CON PIEDRA Y ARENA DEL RÍO

Publicado en el Correo del Caroni el 17 de marzo de 1996 El arte con piedra y arena del río Ramón Morales Rossi, un artista nacido v crecido en la Plaza Miranda de Ciudad Bolívar cultiva un lenguaje muy particular para hablar de la ciudad y el río, de lo cósmico y lo primitivo, en una relación que tiene que ver de algún modo con el telurismo. Américo Fernández La ciudad mudada tantas veces sin desligarse del río, la lleva el artista muy viva en su integridad ontogénica y, como todo ser en movimiento, amanece en cada floración del espíritu. En cada floración del espíritu del artista amanece la ciudad exactamente como es ella, de piedra, de arena y de río. Río que se va paciente a la mar que es el morir y que arrastra consigo las piedras, los troncos, los moriches y toda la flora y fauna del ambiente. Pero como no es suficiente el sonido de la palabra articulada ni los signos convencionales del alfabeto ni los trazos academicistas del dibujo y la pintura para hablar con elocuente propiedad de ella, el artista ha armado su propio lenguaje apoyado en los valores más relevantes de su hábitat. Ayer hemos visitado el taller de este artista singular y visto formatos donde lo ficticio y lo natural se relacionan y se recrean en una suerte de telurismo representado en valores como la piedra, la madera,la arena y el moriche. En el plano y en lo tridimensional hemos visto traducidos la ciudad y su río en valores que, no obstante lo tangible en algunos aspectos, conforman en conjunto un lenguaje simbólico y abstracto. Se trata, más que de la ciudad moderna, de la ciudad primigenia que se ve acurrucada como un pesebre. Aquella ciudad remota y presente siempre, ha vivido y ha sabido escudarse de agresiones entre las piedras. Piedras inmensas de todas las formas, colores y tamaños. Piedras monumentales, ingentes piedras ante las cuales jamás se resistirían los menhires menos ante aquellas que, según la leyenda tamanaca de los petroglifos, fueron marcadas por el Dios Amalivaca para dejar constancia de su paso por la tierra. La piedra del río es el ara o el altar donde oficia el pintor sus íntimos desvelos por la ciudad señera de la historia y, como la ciudad primigenia e histórica es de piedra sobre piedra, de tierra colorada, de arena, de madera y de moriche, en su obra tales elementos difícilmente dejan de estar presentes. Podríamos afirmar que siempre están allí: individualmente como en la pieza modular “La Luna”, sólo de madera; o como en la escultura “Orinoco” donde la piedra de canto rodado, la madera y el moriche, se conjugan en una escultura de bandera; o como en la bidimensional “Al Sur” de gran formato que es un dibujo sobre arena con flechas que salen disparadas desde el centro; o como el irregular semicírculo de madera puy “Cinco estrellas” donde las piedras cuelgan como notas musicales invertidas; o como otras de signos primitivos donde está presente el sol, el péndulo del tiempo y la textura de arena extendida como escarcha sobre la acrilina. LA MÚSICA Y LA PLÁSTICA Morales Rossi no es de la tendencia constructivista como Joaquín" Latorraca, José Rosario Pérez, Luis Carlos Obregón y Norelis Blanco. Su obra, como la de Jesús Alexis Bello, explora otro universo, pero. en algunas de sus esculturas se localizan elementos valorativos del constructivismo. No olvidemos que el segundo premio del Salón de Pintura “Alejandro Otero” 1971 de la Casa de la Cultura, lo obtuvo Morales Rossi con la obra constructivista “Escultura 3”, adjudicado por Carlos Raúl Villanueva, Juvenal Ravelo y Edgar Parra. A este arte tan suyo, difícil de ubicar en tendencia universal reconocida, ha llegado después de haber pasado por varias fases, desde que era un simple estudiante de la Escuela de Arte Arando Reverón” de Ciudad bolívar, pasando por la Escuela de Arte “Armando Reverán” de Ciudad Bolívar, después por el Centro Gráfico del Inciba en Caracas, donde estudió grabado, serigrafía, fotomecánica, fotografía y luego por la escuela de fundición y micro fundición de metales de la Universidad de Los Andes, donde se enlazó con Imelda Martínez, la licenciada en educación que instruye a niños con juguetes de colores elaborados por ella y que ha sido pieza fundamental en su vida. De la actual etapa de maduración surge su obra definitoria, una obra de identificación con el entorno que marcó su vida .de niño y adolescente, pero una obra que si bien aprovecha los recursos del arte abstracto no se recrea en lo puramente abstracto, sino que lo enriquece con otros valores, los valores que le prodiga libremente la tierra de sus raíces ancestrales. De manera que no es una obra racionalmente programada o cultivada con rigor geométrico o científico sino muy espontánea y emocionalmente telúrica, donde el color y la suavidad de la madera diluye la dureza de la piedra. Obra tenuemente poética y con cierto ritmo musical que nos traslada a Kandinsky quien asociaba el rojo con el sonido de una tuba y la mezcla del verde y el amarillo con el de una trompeta. . Aquella zona de la Plaza Miranda donde había nacido Ramón Morales Rossi, hasta Los Culíes, era una cantera de músicos activos. De allí salía con su guitarra serenatera el inolvidable juglar Alejandro Vargas y de allí emergió el singular cuarteto “Serenata Guayanesa” de relevante proyección nacional y de salidas periódicas fuera de nuestras fronteras. De suerte que la música de alguna manera se capta en la plástica de Morales Rossi. Está allí en abstracto corno los colores sugerentemente musicales del ruso Vasily Kandinsky. Una música que no sólo se quedó en la espontaneidad del impulso vocacional, sino que la cultivó con educación y disciplina, bien cuando buscando fútbol y piscina, le tocó usar la vestidura talar en el Seminario Cristo rey de Monseñor Juan José Bernal o cuando pasó por la sinfónica juvenil En calidad de solista. “Bongaburú” Fue su experiencia en música Latina y “Casta Paloma” en música vernácula. Interpretaba con la voz o con el arco; componía, arreglaba, montaba y, artista plástico al fin, diseñaba la publicidad. RITMO DE TRABAJO Y PROYECTOS Morales Rossi lleva la vida con calma, sin apresuramiento; al fin, así ha sido siempre la vida de la capital bolivarense, una vida de ciudad tranquila y reposada y él, por obra y temperamento, está sumamente consustanciado con la existencia de la ciudad. Caracas ni Mérida, dos ciudades que le abrieron caminos, han podido sustraerlo de la tierra de su origen. Aquí ha vuelto. Aquí realimenta sus raíces, aquí permanece a riesgo de que su obra no trascienda. Hace poco, se aventuró a llevar una muestra de su trabajo a una Galería caraqueña a la cual parece estar vinculado el Maestro Carlos Cruz Diez -la Grafic B2- y de allá lo han llamado para decirle que la gente está sorprendida de su trabajo hasta el punto de que ya le han propuesto una exposición individual para noviembre. Últimamente se sumó a los constructivistas de la ciudad y se fue con ellos en una exposición colectiva Por las universidades del país en homenaje al Maestro Jesús Soto, exposición que en mayo o en junio será montada en la Galería de Arte de Sidor y para lo cual ya Luis Lares, actual director del Museo Soto, apreció la calidad de su obra. Actualmente está dedicado al proyecto de una escultura de 4 metros con piedras del Orinoco que sería expuesta en Alemania con motivo del bicentenario de la llegada de Alejandro de Humboldt a Venezuela. Asimismo en otro de tipo comunitario que tiene relación con la transformación de un tramo del Paseo Heres cortado por la avenida 5 de Julio, en un Boulevard, justo al frente del portón de acceso a la Fortaleza del Zamuro. Un proyecto muy atractivo en el que piensan interesar al Gobernador y al Alcalde. Es así como ha comenzado a proyectarse la obra singular de este artista del Orinoco. Decimos singular porque no está influenciada por otra conocida ni por tendencia alguna existente. En todo caso, si hay que darle ubicación tendría que ser dentro de alguna identificación con la ecología, si es que existe, acaso por esa relación evidentemente biológica y espiritual del artista con el medio que habita. La obra de Ramón Morales Rossi, como él mismo lo admite, es simple y sencilla, elemental en el sentido de la composición, pero muy pura en cuanto que no incide en ella otra influencia que no sea la del propio medio o hábitat. Una obra que no compite ni busca competencia sino que es simple. El arte para este artista de la plástica y de la música, no es un problema de competencia, sino de necesidad. La necesidad de plasmar o manifestar de alguna manera lo que se lleva por dentro. Para competir están las bienales y los salones y, en estos casos por lo general, rara vez se va a competir no obstante los premios, sino a confrontar, ¿pero con quién confrontaría Ramón Morales Rossi si no hay hasta ahora nada parecido a su obra formal y conceptualmente telúrica? En la actualidad, debemos decir que el artista Ramón Antonio Morales, ha incorporado la reciedumbre del hierro en su trabajo con propuestas asombrosas que tendremos la ocasión de apreciar probablemente en agosto en una escultura que se ubicará en el Paseo Orinoco, homenaje al cincuentenario de Serenata Guayanesa, (AF)

lunes, 14 de octubre de 2019

EXPRESIONISMO




Cundo surgió el movimiento expresionista en Alemania, los artistas plásticos abrieron la puerta de la Sala de Exposición y en la entrada le daban al visitante un martillo para con toda libertad destruyese la obra si  le disgustaba.  Nadie se atrevió. (AF)


lunes, 12 de febrero de 2018

Módulo Cromático de Ravelo


A propósito de la próxima restauración de mi Mural "Módulo Cromático", de la Avenida Libertador en #Caracas #Venezuela... recuerdo las palabras de mi entrañable amigo ...
“El mural de Ravelo en la Avenida Libertador de Caracas, es una de las obras extraordinarias del arte cinético actual. Es la propuesta estética de una simetría cromática resuelta en grandes espacios y la puesta en evidencia de las vibraciones ópticas creadas con ingenio y sabiduría, por uno de los artistas importantes del arte universal”.
Jesús Soto. Artista Cinético. Caracas, 2003

miércoles, 4 de octubre de 2017

El Poeta Francisco Arévalo


FCap
rancisco Arévalo no le echa toda la culpa a Hugo Chávez. Acá en Venezuela, desde hace mucho tiempo, se formaba una casta que velaba apenas por sus intereses a costa del saqueo nacional. Las consecuencias se vivieron: la erosión democrática y la reaparición del fenómeno caudillesco hasta hoy en día. Todo ello socavó sistemáticamente varios ámbitos de la vida nacional. Uno de ellos fue el arte, sobre lo cual el escritor sanfeliceño (y autor de Tropiezos en el campanarioAdiósMatanzas de inviernoRazones de noctívagoCero dos ocho seis y Herida, o la claridad del deseo, entre otros) habla y denuncia delante de un café y en plena tarde guayanesa.
- ¿Cómo se incrementó la degradación cultural en el madurismo?
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- Una sociedad que no valora las claves y los significados de la calidad de vida difícilmente puede promover y mantener a resguardo las artes. Nosotros vivimos en un país de emergencia desde hace tiempo pero no lo queremos reconocer porque muchas cosas cotidianas no han sido afectadas. El oxígeno no ha sido afectado, pero el día que lleguemos al fondo total de la sociedad haremos una reflexión tardía sobre lo que está sucediendo. Las sociedades modernas entienden que el arte (a pesar de que es un lenguaje muerto para muchos, y eso es un reclamo a los políticos porque son ignaros, incultos y gente sin sensibilidad) es el recurso de la felicidad en el tiempo. La buena música con conceptos definidos y con creatividad queda para toda la vida, por ejemplo. ¿Qué tienen que hacerlos políticos, de tránsito en una nación? Preservar el emblema artístico, porque la cultura significa muchas cosas. Es hasta la manera de ir al baño. ¿La manera de comportarse del venezolano actual, irrespetando los códigos de convivencia social, la educación ciudadana y a la gente no es parte de una cultura? Creo que sí. En el fondo perdimos calidad de vida y al perder eso no me pidas que destine criterios y fomente políticas para preservar los legados artísticos de la nación.
- Históricamente, ¿Cómo se explica eso? ¿Se hizo algo indebido?
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- Nosotros, a pesar de que el petróleo nos obnubiló y nos convirtió en una sociedad de cazadores de renta, tuvimos la capacidad de invertir y de formar personas que nos ofrecieran la especificidad del arte. El Sistema de Orquestas nace justamente de la visión del país moderno. La Biblioteca Ayacucho, que es una de las más fenomenales de Latinoamérica, es un proyecto monumental de la lengua castellana y nace de la necesidad de dejar registros paras las sociedades por venir. ¿Qué pasó? Hay una desarticulación y una fatiga política que no comenzó con Hugo Chávez sino con la defenestración de Carlos Andrés Pérez: en ese momento comenzó la deconstrucción de la institucionalidad democrática. Se acabó. Ahí empezamos a dar golpes y a caernos. Fue como si estuvieses pegado a un muro con tus garras y poco a poco te caes. La gente olvida que quienes llevaron a Chávez al poder fueron sectores de la burguesía. Chávez sacó la mayor parte de los votos en el Country Club y en La Lagunita, ¿y quiénes andaban con Chávez para arriba y para abajo? Alfredo Boulton, Miguel Henrique Otero, Alfredo Peña… todos, cazadores de renta petrolera. El problema no era el país, sino los intereses que querían conservar esos señores. Ese ha sido nuestro problema y no lo queremos afrontar, y la política que se hace actualmente tiene que ver con eso, ¿o es mentira el lobby que hace gente de la MUD en Miami para que no embarguen o metan en lista a banqueros que han saqueado a esta nación? Tiene que ver con un país deconstruido y con una casta que robó y se fue. También son los responsables de la destrucción artística y cultural de este país.
Lo gris regional 
- En el estado Bolívar tenemos un caso emblemático: el Museo de Arte Moderno Jesús Soto. ¿Un hueco?, ¿un parapeto?, ¿un bastión?

“Hay una desarticulación y una fatiga política que no comenzó con Hugo Chávez sino con la defenestración de Carlos Andrés Pérez”
- Por lo general, en la dirección de ese museo hubo gente competente con criterios muy profesionales de mantenimiento del legado y del fomento y la promoción de ese legado. Ahí había curadores, guías de sala: un recinto de primer mundo. El declive empieza cuando tuvimos problemas económicos en este país. Nunca se implementó una política de autofinanciamiento, nunca se cobró medio para entrar al museo, nunca hubo asociaciones estratégicas para liberar al museo de la ignorancia de los políticos de turno. Nuestra política con los museos fue minera y eso generó una dependencia problemática y patológica y llegó un momento en el que el Estado puso no solo el dinero sino el personal, y si el Estado pone el personal no pone lo mejor.
El museo perdió su poder real a partir de 2000. En ese tiempo vimos tropiezos, incoherencias, promoción desacertada y administración oscura, al punto de que hoy el museo no tiene aire acondicionado, tiene salas cerradas… y hasta una de las obras emblemáticas, el Penetrable amarillo, lo desmontaron y no aparece. Yo pienso que debe estar en alguna casa en Ciudad Bolívar en mantenimiento y lo van a regresar. No quiero pensar que se llevaron esas cabuyas para amarrar ganado en una finca. No lo quiero pensar. Es triste porque es un recinto sagrado. El museo no espera que lo administre un bodeguero, un pulpero. No te extrañe que en esa obra monumental de Carlos Raúl Villanueva hagan un CDI.
- Un ejemplo: la cuenta de Twitter del Museo Soto es un órgano propagandístico de Rangel Gómez y de su esposa.
- Es pobre y lamentable. Eso lo fomentan los aduladores. Es ridículo lo que hacen los aduladores, que no tienen límites ni alcances en el sentido del ridículo. Tenemos que ver cómo acomodamos este desacomodo estructural. 
- ¿Y cómo se logra ese acomodo en medio de un desbarajuste moral?
- Creo que viene un cambio de paradigma desde la gente, se va a comportar de manera diferente y va a entender lo que está pasando.
- ¿Falta mucho?
- No. No falta mucho porque ya se acabó todo. Somos una economía de puerto y el petróleo que producimos es muy pesado y no tenemos capacidad de transporte. Tenemos cerrados mercados y colapsado el sistema de combustible: es una gran crisis en el tejido de la economía. O lo hacemos de nuevo sin los protagonistas viejos o nos jodemos: no habrá país para nadie.

100 Años de Violeta Parra


100 AÑOS DE VIOLETA PARRA
Violeta Parra, o mejor, violeta del Carmen Parra Sandoval, cantautora, pintora, escultora, bordadora y ceramista chilena, considerada una de las principales folcloristas en América del Sur, cumple  cien años de su nacimiento.  Nació el 4 de octubre de 1917, San Carlos, Chile y falleció el 5 de febrero de 1967; (49 años); Santiago, Chile.  El Premio Nóbel de Literatura, Pablo Neruda, le dedicó este soneto: Violeta coronada de espinas / Matorral entre tantas pasiones erizado / Alma de los dolores / corola de la cólera / por cuál camino y cómo te dirigiste a mi alma /  Lo cierto es que tembló la noche pavorosa / el alba llenó todas las copas con su vino / y el Sol estableció su presencia celeste / mientras el cruel amor me cercaba sin tregua / y lacerando con espadas y espinas / abrió en mi corazón un camino quemante.