viernes, 14 de febrero de 2014

Galería de Arte en el Aeropuerto

Los espacios despejados de la terminal del aeropuerto de Ciudad Bolívar fueron prácticamente ganados para una galería de arte por iniciativa de un grupo de artistas plásticos de la región que contaron con la acogida del ministro de Comunicaciones y director de aeropuerto.
TOPICOLos espacios despejados de la terminal del aeropuerto de Ciudad Bolívar fueron prácticamente ganados para una galería de arte por iniciativa de un grupo de artistas plásticos de la región que contaron con la acogida del ministro de Comunicaciones y director del aeropuerto.

El edificio del aeropuerto que fue ampliado y climatizado tenía sus espacios internos libres y surgió la idea de vitalizarlos con obras de profesionales de la plástica.

Para llevarlo adelante se formó un comité de artes visuales, integrado por los pintores Joaquín Latorraca, José Rosario Pérez, Luís Carlos Obregón, el arquitecto José Rosario Rivas y el periodista Américo Fernández. La exposición permanente fue inaugurada por el gobernador Edgar Vallée Vallée.

El 22 de julio de 1984 el presidente de la Asamblea Legislativa, doctor Miguel Lima Ostos, inauguró la segunda etapa con obras donadas por los artistas Carlos Díaz, Oswaldo Silva, María Teresa Natera, Ramón Espina, Raúl Velásquez, Luís Pérez, Asdrúbal Velásquez, José Félix Bello, Humberto Gómez, Mara Vitanza, Trino Pulido, Hans Geiringer, Genaro Carrasco, Ramón Guevara, Santiago Romero y Edgar Carrasco.

Se programó una tercera etapa con obras, entre otros, de Régulo Pérez, Alejandro Otero, Gonzalo Bogen, Eduardo Jahn, Gregorio Volcán, Agustín Palma, Rafael Palma, Siul y José Campos Biscardi. 

Las obras en su totalidad fueron donadas a la ciudad para su exhibición con carácter permanente en la terminal de pasajeros del aeropuerto. Se perseguía establecer un vinculo entre autor, obra y sujeto en los espacios públicos de la ciudad, para responder a las necesidades de la vida del hombre urbano en su tránsito cotidiano; situar al artista en un contexto real que influya en la estructuración de su obra y genere significados de identidad para que el mensaje visual trascienda en la conciencia del observador y realizar objetivos que integren a los creadores de diferentes tendencias para avanzar hacia una teoría que permita superar la mitificación y la apología como expresión del proceso histórico de las artes visuales.
Ciudad Bolívar entonces experimentaba la influencia del Museo de Arte Moderno Jesús Soto que había sido inaugurado diez años antescon repercusiones en el mundo artístico internacional dada la calidad del mismo y la presencia significativa de artistas de la contemporaneidad como el mismo Soto, Cruz Diez, Alejandro Otero, Víctor Vassarely, Joseh Albert, Maleviche, Kandisky Paul Klee y toda una legión salida de la Bauhaus.
La influencia impactaba fundamentalmente en los jóvenes artistas que hacían esfuerzos por dejar atrás el arte figurativo, representativo y el paisajismo para seguir las corrientes del arte concreto, serial, programático y abstracto. Muchas de esas obras colmaban los espacios del edificio central del aeropuerto, pero la ilusión de la permanencia se desmoronaría pronto porque definitivamente el Gobierno no entiende esta cosas y progresivamente a la luz de la complacencia oficial fueron desapareciendo las obras plásticas que entusiastamente cedieron artistas consagrados como Régulo Pérez, quien tuvo que llevarse su tríptico luego que un salvaje desgarrara el lienzo con su afilada navaja de delincuente.
Algo similar ocurrió con el proyecto Bogarin de hacer de la carretera Ciudad Bolívar–El Tigre un museo a cielo abierto. Aquella vía carretera sembrada de vayas artísticas de lado y lado a todo lo largo del asfalto sucumbió a fuerza del tiro al blanco de los conductores delincuentes y de los sin techos. Estos últimos, en todo caso, mas justificados.
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