1989
Ivo Farfán
El instructor y ejecutante de la
guitarra, Ivo Farfán, da a conocer su libro “Panorámica de la Música en Guayana”, en el
que cuenta la historia de los hombres que han hecho música en el Estado
Bolívar, desde la época romántica de Federico Villena hasta los tiempos de
Bambalá. Pepito Rivero y el Indio Romántico.
En su obra
“Merchant of Vinice” Shakespeare sublimiza el arte de la música diciendo que el
hombre sin espíritu musical que no se conmueve con los sonidos de una dulce
armonía listo está para la traición, el fracaso y mal. En cambio, en el libro
“Juventud y Egolatría” de Pio Baroja se encuentra esta contraposición: los
aficionados a la música son en su mayoría, gente un poco vil, amargada y
sometida.
Ignoramos
hasta que punto la ultima afirmación toca la verdad pero lo cierto es que si
levantáramos una encuesta muy pocos la compartirían. Estamos en todo caso con el escritor ingles
del siglo antepasado, incluyendo a Ivo Farfán de la manera mas subrayada, pues
Ivo no solamente ha sido aficionado sino que ejecuta la música como todo un
profesional y jamás a descendido, de lo contrario no estaría dando clases de
guitarra en la escuela Carlos Afanador ni ofreciendo conciertos ni talleres en
la ciudad bajo el patrocinio del CONAC y
la colaboración del Banco Guayana. Ivo comparte la tesis de que la música es
arte y ciencia a la vez, la cual hay que experimentar en forma emocional y
comprender intelectualmente pero sobre todo para él la música es un lenguaje
muy expresivo que de alguna manera está en todos los humanos, este joven e
inquieto artista guayanés tratando siempre de crecer dentro de su campo dispone
hoy de una investigación en torno a los hombres que han hecho música en Guayana
durante la época y encuentra que todos son gentes que las crónicas y referencias orales proyectan como muy
sensibles y humanas.
“Panorama de
la música en Guayana
Su
libro “Panorama de la música en Guayana”, de 120 páginas, de encuadernación
rústica y casi improvisada, portada de
Ramón Antonio Morales y colaboración de Norma Fortunato y Pepe Yánez Caicedo
entre otros, empieza por la época de Juan Bautista Dalla Costa
hijo, quien gobernó a Guayana en tres ocasiones a partir de 1858 año en que
prácticamente se hallaba en auge el llamado periodo romántico de la música en
Venezuela.
Pues bien
-dice Ivo Farfán- : Juan Bautista Dalla Costa fue un gobernador progresista en
todos los sentidos y el primero en otorgar becas para el estudio de la música.
Había entonces una banda de música local a la que a veces tuvo que pagar de su
propio peculio. Fue el además quien donó
a la catedral un monumental órgano importado de Italia que, por supuesto, en
nada se parece a los órganos electrónicos de ahora, sofisticados y programados. A aquellos instrumentos había que darles
fuelles hasta el cansancio a la vez que teclear, leer el pentagrama, cantar y
dirigir el Coro, todo una proeza de los
que sólo eran capaces aquellos nobles músicos de antes. El la mitad del siglo
XIX todavía se veía aquí en Guayana la pianola, el pianoforte y cada alta
familia como los Blohm y los Sierget y los propios Dalla Costa tenían un buen
piano en su casa. Había una incipiente sala de espectáculos que a fines del
siglo pasado se convirtió en Teatro Bolívar demolido en tiempos de Gómez, para
construir uno moderno, pero el decreto del gobernador Silverio Gonzáles no se
cumplió y en vez de un teatro tenemos hoy un auditorio convertido en Palacio
Legislativo. Por aquel legendario Teatro Bolívar pasaron muchas compañías
europeas. Hay en la ciudad quienes
recuerdan en 1911 a la compañía de opera
de Adelina Padovani. El periodo romántico de la música comienza en Guayana con
Leopoldo Sucre Moor y Federico Villenas.
Este último aragüeño recalado a
estas tierras del Orinoco por vicisitudes de la política y de las guerras
intestinas. Aquí junto con el violinista
Pedro Gómez generan una afición
por la música enseñando piano, solfeo e instrumentos de cuerda y viento.
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